La magnate inmobiliaria vietnamita Truong My Lan enfrenta una sentencia de muerte tras ser declarada culpable de orquestar el mayor fraude bancario en la historia del país. Condenada por malversar $12.000 millones a través de una red de empresas fantasma vinculadas al Saigon Commercial Bank, la empresaria de 68 años tiene una última oportunidad para evitar la ejecución: devolver el 75% del dinero robado, es decir, $9.000 millones.
Truong, quien apeló sin éxito su sentencia, ahora lucha contrarreloj en un contexto de activos congelados y complicaciones legales que dificultan la venta de sus propiedades. Sus abogados sostienen que podría liquidar el total requerido si se le conmutara la pena por cadena perpetua, pero el tribunal fue inflexible en su fallo.
Nacida en una familia humilde, Truong My Lan se convirtió en una de las figuras más influyentes del sector inmobiliario tras las reformas económicas de 1986 en Vietnam. Su caso simboliza tanto el auge económico del país como los riesgos de la corrupción desenfrenada, destacando el rigor de las políticas anticorrupción del gobierno, que no duda en aplicar la pena capital en delitos de cuello blanco.
Más allá de su lucha personal, la historia de Truong plantea interrogantes sobre la justicia económica, las implicaciones éticas de la pena de muerte en casos financieros y los retos de equilibrar el castigo con la recuperación de activos. Enfrentar este tipo de crímenes en economías emergentes, como Vietnam, exige soluciones que vayan más allá de lo punitivo para abordar las raíces del problema.
Fuente: BBC News Mundo